jueves, 10 de noviembre de 2011

Desfile Inaugural

El carnaval uruguayo, fenómeno de masas sin igual, tiene en el desfile inaugural, su máximo esplendor y brillo.
La avenida 18 de Julio, luce como nunca. Cientos de miles de personas acuden al llamado del dios momo y allí se da rienda suelta a la magia o encantamiento que produce esta expresión colectiva en nuestra población. Desde todos los barrios de la ciudad asisten a presenciar la marcha de sus conjuntos favoritos, t junto con la presencia de habitantes del interior y de turistas, nace año tras año el esplendoroso collage compuesto por un pueblo que ama sus tradiciones y las acompaña.
Todo es brillo, color, magia y alegría en una de las noches más queridas del Uruguay. Los vecinos, las troupes carnavaleras, los niños, el encuentro de amigos, los amores que nacen, todo se armoniza en una creación popular inagotable. Nada pudo, ni puede, detener a este ejército multicolor lleno de vida. Ni aún en los momentos más difíciles del país faltó a la cita la mueca del murguista, el tronar ensordecedor de la comparsa, la majestuosidad de la revista, la belleza coreográfica del parodista y humorista, y el calor de su público.
Los carros alegóricos
Con su imponencia y su gracia, los carros alegóricos inauguran el desfile y en ellos viajan las flamantes reinas del Carnaval y de las Llamadas, junto a sus princesas. La artesana tarea de fabricar un carro alegórico tiene sus orígenes en la antigua Italia, donde a través de los mismos se ridiculizaba a políticos, artistas y otros personajes de renombre.
Alambres, papel de diario, pegamentos, pinturas, vehículos portacarros y lamparitas de colores, sumados a la imaginación y la manualidad, dejan como saldo estos hermosos tronos caminantes. En el carnaval del 93 volvieron los carros alegóricos a 18 de Julio, y con ellos se retomó una de las costumbres más importantes del desfile oficial.

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