viernes, 11 de noviembre de 2011

Desfile de llamadas

Agrupaciones de negros y lubolos (blancos pintados de negro) desfilan por las calles de los barrios Sur y Palermo de Montevideo. Con más de 1,5 kilómetros de largo, el desfile congrega a más de cien mil personas. Más de seis mil personas, desfilan al ritmo de los tambores: chico, repique, piano y bombo.
El desfile de los grupos es abierto por la portabandera y portaestandartes de la agrupación, que en cada caso se identifica con colores diferentes y recuerda distintas zonas de África (Kenia, Senegal, Barra, Ruanda, Madagascar, Camerún y Somalia, entre otras).
Detrás de ellos se ubican en varios casos cuerpos de baile de chicos, algunos de muy corta edad observados de cerca por sus mayores. En varios casos niños, padres y abuelos de una misma familia desfilan juntos integrando el mismo grupo.
La Mama Vieja (abuela) y el granillero (especie de curandero que utilizaba plantas o gramilla como medicina) y el escobero (malabarista con la escoba) son otros personajes típicos de la agrupación. Un poco por detrás desfilan las bailarinas, mientras que las "vedettes" o principales bailarinas de la comparsas, generalmente morenas de esculturales cuerpos, bailan justo por delante de la "cuerda" de tambores que llegan a superar los cien tamborileros.
Cada agrupación se diferencia de otra, además de por el color de su vestimenta, por la forma, ritmo y sonido del toque del tambor, la "clave" en el desfile de Llamadas.
Una de las particularidades del desfile es que el 95 por ciento de los participantes no recibe paga alguna, y el resto, integrado por los directores de los grupos y sus principales figuras se reparten los premios que otorga la organización para los mejores.
La fiesta popular mantiene su imán para atrapar multitudes en sus cuarenta días de duración.




jueves, 10 de noviembre de 2011

Desfile Inaugural

El carnaval uruguayo, fenómeno de masas sin igual, tiene en el desfile inaugural, su máximo esplendor y brillo.
La avenida 18 de Julio, luce como nunca. Cientos de miles de personas acuden al llamado del dios momo y allí se da rienda suelta a la magia o encantamiento que produce esta expresión colectiva en nuestra población. Desde todos los barrios de la ciudad asisten a presenciar la marcha de sus conjuntos favoritos, t junto con la presencia de habitantes del interior y de turistas, nace año tras año el esplendoroso collage compuesto por un pueblo que ama sus tradiciones y las acompaña.
Todo es brillo, color, magia y alegría en una de las noches más queridas del Uruguay. Los vecinos, las troupes carnavaleras, los niños, el encuentro de amigos, los amores que nacen, todo se armoniza en una creación popular inagotable. Nada pudo, ni puede, detener a este ejército multicolor lleno de vida. Ni aún en los momentos más difíciles del país faltó a la cita la mueca del murguista, el tronar ensordecedor de la comparsa, la majestuosidad de la revista, la belleza coreográfica del parodista y humorista, y el calor de su público.
Los carros alegóricos
Con su imponencia y su gracia, los carros alegóricos inauguran el desfile y en ellos viajan las flamantes reinas del Carnaval y de las Llamadas, junto a sus princesas. La artesana tarea de fabricar un carro alegórico tiene sus orígenes en la antigua Italia, donde a través de los mismos se ridiculizaba a políticos, artistas y otros personajes de renombre.
Alambres, papel de diario, pegamentos, pinturas, vehículos portacarros y lamparitas de colores, sumados a la imaginación y la manualidad, dejan como saldo estos hermosos tronos caminantes. En el carnaval del 93 volvieron los carros alegóricos a 18 de Julio, y con ellos se retomó una de las costumbres más importantes del desfile oficial.